Estas últimas semanas de clases a distancia nos están descubriendo muchas cosas positivas. Profesores y alumnos siguen conectados para, día a día, seguir avanzando. Después de unos días de ajuste y coordinación, vemos claramente que obtenemos beneficios de la teleenseñanza. Nos habla de ellos nuestra directora, María Luisa Ruiz de Austria:
Consideremos las competencias como una combinación de habilidades, conocimientos, valores, actitudes, emociones… y veremos cómo el trabajo que se está realizando a distancia en esta situación de confinamiento supone un reto importante para mantenerlas vivas en las escuelas.
Llevábamos tiempo enfrentándonos a las voces que calificaban al docente como mero transmisor de conocimientos que podría ser sustituido en cualquier momento por una máquina. Pero la tecnología digital, todos los dispositivos que son esenciales para acercarnos al alumnado, son solo una herramienta. Son una pantalla que intenta acercarnos al otro y ahora más que nunca constatamos lo que el colegio nos da: cercanía, contacto, confianza, cuidado, apego, mimo, calor.
Sin embargo, de las situaciones adversas se obtienen los mayores aprendizajes.
Ponemos todos nuestros esfuerzos en corregir posibles carencias, en suplir todo aquello que en este momento no podemos proporcionar de una manera óptima.
¿Y cómo podemos obtener rendimientos de la enseñanza online aplicados a las competencias básicas de aprendizaje?
¡En definitiva, el ser humano se crece ante la adversidad y nuestra Comunidad Educativa es prueba de ello! ¡Nunca tan fuertes y unidos como en este momento!
Desde lo que yo estoy experimentando, podría resumirlo en lo siguiente:
En cuanto a la relación profesor-alumno/a, se está estableciendo un vínculo nuevo que nos hace conocer a nuestros alumnos de una manera más «académica» (en su autonomía para gestionar contenidos, fechas de entrega, consulta de dudas, etc.), y al mismo tiempo también personal, ya que la disponibilidad del profesorado es máxima y el alumno ante situaciones de desconcierto acude a nosotros para que les ayudemos y ello genera una relación que en muchas ocasiones no suele ser tan visible en el centro. Es decir, se personaliza más la enseñanza y el individuo cobra más importancia que el grupo en muchos momentos. Él mismo genera y regula su dependencia y autonomía pero siempre bajo la protección y seguridad de que tiene al profesor/a para consultarle aquello que le genera estrés o desconocimiento.