La importancia de educar en la resiliencia
La resiliencia es la capacidad que tiene cada persona para superar situaciones complicadas o adaptarse a ellas, así como manejar la incertidumbre con eficacia. Es una habilidad que podemos fomentar y trabajar para que nuestros hijos e hijas la desarrollen en su máximo potencial y que les resultará muy útil a lo largo de su vida.
Con la situación extraordinaria en la que estamos inmersos, que ha cambiado por completo nuestra forma de vida, de trabajo, de estudio y hasta de socializar, hemos tenido que ser lo más resilientes posible. Apenas ha habido tiempo para adaptarse a un cambio tan brusco, con el temor, las dudas y al incertidumbre que esto genera. Esta incertidumbre merma nuestra confianza, que es algo que podemos proyectar sin darnos cuenta a nuestros hijos.
Y es que, aunque es inevitable preocuparse por ellos, evitar la sobreprotección en la educación es fundamental para formar en la resiliencia. El objetivo es confiar en los niños y niñas, darles las herramientas adecuadas para que realicen la mejor toma de decisiones y ponerlos a prueba. Es decir, retarles y dejarles que se equivoquen y que aprendan tanto del resultado final como del proceso.
De esta manera su autoestima crecerá, a la vez que desaparecerá su miedo al cambio. Estaremos formando así a personas independientes, capaces de reflexionar, con un gran sentido crítico, y sin miedo a tomar decisiones o a realizar juicios.
Beneficios de que nuestros hijos desarrollen la resiliencia
Trabajar la resiliencia desde los primeros años será de gran ayuda para niños y niñas, tanto en el futuro inmediato como a largo plazo. Para ello, hay que tener en cuenta algunos aspectos que implica ser resiliente:
- Levantarse tras una caída y no rendirse ante la adversidad.
- Extraer una lectura de cada error, enfocándolos como lo que son, una oportunidad de aprendizaje.
- Gestionar de forma adecuada la presión y la incertidumbre, aprendiendo a tomar decisiones bajo circunstancias difíciles.
- Desarrollar la inteligencia emocional, procesando correctamente emociones como la frustración, la tristeza o el enfado.
Al margen de la situación única que estamos enfrentando, la sociedad evoluciona a gran velocidad. La tecnología y el acceso a la información han supuesto un vuelco en el mundo laboral, tanto por la aparición y desaparición de puestos de trabajo como por la transformación de otros. Ante tanto cambio, es imprescindible desarrollar la resiliencia y aprender a adaptarse a los cambios. Así aseguraremos que nuestros/as alumnos/as sean futuros adultos independientes, y que cuenten con las mejores herramientas para afrontar con garantías tanto su futuro académico en la Universidad como su vida profesional.